El precio de anclaje forma parte de la estrategia de precios psicológicos que debemos establecer si vendemos, tanto online como offline.
Siempre que hemos oído hablar de precios psicológicos nos viene a la cabeza aquellos precios que tratan de engañar al usuario, ¿verdad? Nada más lejos de la realidad.
El precio psicológico es una manera de fijar el precio más atractivo para los clientes, eliminando las barreras que dificultan la compra o crean fricciones en la relación. No se establecen al principio de la elección de precio, sino que son una forma de hacer tu precio final (PVP) más interesante.
Un precio de anclaje justo y equilibrado
El precio de anclaje juega a poner precios iniciales más altos que los finales para que los clientes tengan la percepción de un gasto alto.
La idea es que una vez que hayas conseguido que el gasto que el cliente tenía pensado se «ancle» en esa cantidad, podrás marcar tu producto con precio real que tenías pensado. Por ejemplo:
La clave del precio de anclaje está en que el precio real o escondido tras el ancla no parezca tan alto a los consumidores y que les sea más fácil comprar el producto.
En el ejemplo anterior, el precio VIP de 999 $ es altísimo, y no guarda proporción en servicios con el siguiente en calidad, el plan Premium de 99 $. Esto hace que el comprador genere de forma natural un rechazo al plan más caro, fijándose automáticamente en el siguiente (el que nos interesa).
Esta estrategia de precio de anclaje es usada por numerosísimas empresas, como 1and1 o Mailchimp. Recuerda que debes centrar tus esfuerzos en que el visitante vea tu paquete más caro, justo al lado del que te interesa. No es engañar, es psicología pura y dura.
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