La publicidad nunca descansa. Ni siquiera en tiempos de guerra, ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial.
Para muestra, un botón: la publicidad en la Gran Guerra estuvo marcada, como no podía ser de otra manera, por el patriotismo y las marcas americanas por excelencia aprovecharon también ese duro período para seguir a flote.
Famosas empresas como la reconocida Coca-Cola, que posee numerosos anuncios de esa época (sobre todo en cartelería), hicieron uso de la temática de guerra para atraer al público incluso en los malos tiempos y crearon numerosas campañas en base al conflicto bélico.
La Segunda Guerra Mundial y Fanta
¿Sabéis cómo nació Fanta? Pues precisamente debido a esta maldita guerra: a la comercializadora de Coca-Cola en Alemania le cortaron el grifo -al enemigo, ni agua- y creó el refresco Fanta para aprovechar sus instalaciones.
Una vez acabada la guerra, Coca-Cola se quedó con el nuevo producto y hasta hoy.
Hubo más compañías que aprovecharon la oportunidad para hacer negocio con la baza no sólo del patriotismo, sino del sentimiento anti-alemán y la culpa, que fueron aprovechados para vender de todo: alcohol, textiles, tabaco.
Compañías como Jeep, Ray-Ban e incluso Motorola, que producía los walkie-talkie que usaba el ejército de EEUU, quisieron sacar tajada.
En aquellos tiempos, a falta de redes sociales los anuncios se distribuían mayoritariamente en periódicos, panfletos y carteles.
Un dato a destacar por su crudeza: a pesar de que hubo un aumento significativo en anuncios para prótesis, el modo en que la empresas de marketing utilizaban tanto las imágenes como el lenguaje y las imágenes se consideraba aceptable.
Aunque en la actualidad -y desde una perspectiva infinitamente más distinta- cualquiera de esos anuncios se habrían considerado de muy mal gusto.
En definitiva, independientemente del escenario, la publicidad siempre encontrará la forma de vender sus productos. Y las empresas aprovechan cualquier ocasión para hacer dinero, incluso una guerra.