El éxito de la publicidad en la moda no sólo radica en contar con una imagen conocida o mucho dinero, sino que lo más importante para que una marca triunfe son una buena idea y una campaña de marketing, independientemente de los dos puntos mencionados, aunque siempre ayude añadirlos.
En el negocio de la moda resta decir que la publicidad visual es lo más importante para un buen posicionamiento. Una imagen vale más que mil palabras, sobre todo a la hora de anunciar perfumes, prendas de vestir o accesorios.
De ahí podemos lógicamente deducir que el triunfo de una empresa en este sector tan atractivo estéticamente debe contar con una imagen llamativa, que impacte y se recuerde.
¿Y cómo lo hacemos?
La publicidad en moda depende, como cualquier otro tipo de sector, de un equipo de expertos que se encargan de estudiar al público objetivo y de ese modo poder posicionar sus productos en el mercado.
Esos publicistas trabajan estrechamente junto con los diseñadores y productores de moda, buscando cómo sorprender con nuevas estrategias de comunicación. Los expertos publicistas en moda tienen que estar al tanto de industrias «colaterales» -música, cine, diseño, fotografía, etc.- que se autoenriquecen y que se entrelazan.
Puesto que además de que, cuanta más información tengan mejor puede ser la campaña, muchos de sus clientes prospectivos son los mismos. Hay que tener en cuenta que los consumidores de moda no sólo compran belleza, sino también un estatus determinado.
Las campañas más creativas y exitosas serán las que consigan aglutinar todos esos detalles que buscan los amantes de la moda.
Buenos ejemplos de la publicidad en la moda
La campaña de Dolce & Gabbana en la que contaron con las modelos Blanca Padilla y Bianca Balti y el torero José María Manzanares, en el año 2015.
Ambientada con una preciosa mezcla entre raíces sicilianas y españolas, fue muy aclamada por expertos de moda de todo el mundo. En este caso los «famosos» no son conocidos a nivel internacional, pero la elegancia y fuerza de las imágenes consiguió impactar dentro y fuera de España.
Otro ejemplo de publicidad en la moda: la de Julia Roberts para anunciar el perfume «La vie est belle» de Lancome. En esta ocasión la sola aparición de la reconocidísima Julia no necesita más para que todos recordemos el producto con una simple visualización de segundos.
Eso sí, seguramente el anuncio habrá costado un ojo de la cara, que una súper actriz de Hollywood no trabaja gratis, ni cobra poco.
Por último, por ofrecer una muestra de campaña mucho más económica y bien pensada, tenemos a las habitualmente realizadas con los actuales «influencers» de moda, como María Pombo o Jessica Goicoechea, con millones de seguidores en Instagram.
Es un tipo de marketing que no supone mucho desembolso a las compañías de moda y puede generar un buen número de respuestas positivas. Los influencers se valen de sus propios medios, las RRSS y algunos Fotocalls, y por una baja inversión hacen llegar a todos sus seguidores las bondades de la marca.
Únicamente por estadística tienen que recoger más resultados favorables que negativos. Si fuera esto último, el gasto generado es relativamente reducido y no significa ningún descalabro para la empresa que lo encargó.