Aunque no sepamos bien de qué se trata, estamos ya habituados a escuchar términos como machine learning, reconocimiento facial o inteligencia artificial.
Estos conceptos tienen una tecnología en cómun: algoritmos aplicados que pretenden aprender de forma autónoma, todo ello para hacernos la vida un poquitín más cómoda y sencilla.
El reconocimiento facial ya no es cosa del futuro
De hecho, son tantas las aplicaciones que tiene hoy en día que es presente vivo, y a poco que nos descuidemos … será cosa de nuestro «pleistoceno» moderno tecnológico.
Su uso tanto en la vida cotidiana, como en el catálogo de servicios de -cada vez más- empresas va en aumento. Y es que si utilizamos bien la imaginación, su aplicación tiene fines muy diversos.
Establecido como un sistema de seguridad prioritario para la sociedad, estos son algunos ejemplos reales de cómo empleamos el reconocimiento facial en nuestro día a día.
Entradas de conciertos
Si algo caracteriza al reconocimiento facial es que es un sistema de seguridad mucho más rápido, sencillo e invisible al usuario que el resto de métodos como la huella digital, o el reconocimiento ocular.
Como os podéis imaginar, esto le va a la perfección a negocios con una acceso masificado de personas: sí, conciertos o eventos multitudinarios se verían beneficiados.
Dos de las compañías más populares en este sector, TicketMaster y Live Nation ya han mostrado algo más que interés en incorporar este sistema en sus tornos de entrada.
Para ello ha invertido en la empresa Blink Identity, experta en reconocimiento facial, y su idea es que, una vez tengas la entrada en tu poder, puedas acceder al recinto en un periquete, sin las tediosas colas de espera.
Control y autentificación en exámenes
Otro caso práctico sería instalar este sistema en centros presenciales donde se requiere una autenticación profunda: pensamos en exámenes de certificaciones, en centros de la DGT para el examen de conducir, etc.
Por ejemplo, el Gobierno vasco a finales de 2015, puso en marcha la primera prueba piloto de un sistema de reconocimiento facial para autentificar a los usuarios del sistema, verificando que la identidad correspondía con la de las personas listadas para realizarla.
Identificación en los aeropuertos para el check-in
El aeropuerto de Ámsterdam es el único que hemos visto con un torno de control con rayos-x a la hora de acceder a la terminal. Y si esto es así es porque hay mucha gente que considera que viola su privacidad.
Ahora imaginad que nadie nos tiene que ver «en pelotas» (aunque solo sea el esqueleto), gracias al reconocimiento facial.
Hay varias empresas especializadas en sistemas de biometría (por ejemplo, NEC de Colombia), y varios proyectos para llevar este sistema a los aeropuertos y terminales aéreas. Además se busca reducir el número de incidencias. La Interpol, sin ir más lejos, asegura que entre 2002 y 2013 se registraron 38 millones de documentos de viaje perdidos o robados en más de 160 países.
¿Lo veremos en nuestros aeropuertos instalados algún día? Estamos deseando evitar las molestas colas y no tener que llegar una hora antes a los aeropuertos.
Diagnósticos médicos
Esto es otro clásico de buen uso del reconocimiento facial combinado con algoritmos de aprendizaje.
Científicos de la Universidad de Sidney han desarrollado un prototipo de reconocimiento facial capaz de descubrir de forma detallada el estado de salud de una persona.
Un vistazo al rostro del paciente, un análisis rápido preliminar de dicho algoritmo y la aplicación será capaz de detectar el índice de masa corporal, la presión sanguínea o el nivel de grasa de su organismo.
Este uso es genial, si bien no estamos preparados para que nos atienda un robot, si es un médico quien está detrás de este software, será increíble ver diagnósticos fiables así.
¿Se te ocurre alguna otra utilización del reconocimiento facial? ¡Cuéntanos!