Clubhouse es la última red social de la que todo el mundo habla. Son varios los factores que la caracterizan y le otorgan ese halo de misterio.
En primer lugar, el hecho de ser una red exclusiva a la que únicamente se accede mediante invitación. Esto ya de por sí despierta nuestra curiosidad humana y nuestro afán cotilla. Y no solo a nosotros, con tan solo un año desde su nacimiento -mayo de 2020-, su popularidad ha subido (y está subiendo) como la espuma.
El audio es el arma secreta de Clubhouse
Sí bueno, pero qué tiene de especial esta red social os estaréis preguntando… pues bien, su principal apuesta es el audio. Es decir, en lugar de fomentar la subida de fotos, textos o comentarios como hacen sus rivales, Clubhouse crea unos canales a los que el usuario se suscribe llamados habitaciones.
En ellas o bien no participa y sirve como un podcast o programa de radio, o bien habla y se involucra, como si estuviera en una conversación telefónica o un debate abierto.
La red social ha sido creada por Paul Davison y Rohan Seth, y en un principio se pensaba llamar Talkshow. La idea finalmente se desechó y se amplió su objetivo original que no era otro sino crear una app para producir podcasts de forma fácil.
Como podéis ver, es una red donde prima la comodidad: si quieres participar, intervienes, si no, pasas y te pones de oyente, no hay más. Eso sí, la forma de discutir es un intento lo más realista posible de hacerlo en un entorno real, es decir, «levantando la mano» y no hablando hasta que el moderador te pase el turno de palabra.
Ni que decir tiene que las conversaciones ni se guardan ni se transcriben; únicamente permanencen activas y accesibles el tiempo que el canal o habitación permanece abierto. Brillante.
Por ahora Clubhouse solo está disponible en iOS, y como te comentábamos al comienzo de la entrada se accede por invitación. Por supuesto, los pesos pesados de la industria social ya se han puesto manos a la obra para intentar añadir esta funcionalidad a sus redes, pues han visto el potencial que tiene para eventos, webinars y demás. ¿Quién dijo que estaba todo inventado?